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Testimonios

# 1: Desalojo
"Primero no dejaban pasar a los paramédicos que venían por mi, y cuando finalmente pudieron llevarme al hospital no me imaginé que ya no podría volver a entrar a mi casa por culpa de estos abusivos"

La Sra. N, una vecina del condominio de más de 70 años que había vivido sola en su departamento desde el inicio y que había luchado en contra de las mafias de tarimeros en Av. Coltongo defendiendo su patrimonio, disfrutaba de una rutina tranquila hasta que decidió cuestionar a la actual Administración y al Comité de Vigilancia.

En poco tiempo después de acudir a algunas reuniones de condominos y cuestionar varias acciones por parte de estos grupos, la Sra. N fue identificada como una persona problemática para quienes ostentan el control de nuestro condominio.

Así fue primero privada de manera injustificada de volver a participar en dichas reuniones, pero en poco tiempo el abuso llegó a un nuevo nivel.

 

Una mañana, la Sra. N sintió un fuerte mareo y notó que su presión arterial caía de manera preocupante. Alarmada, llamó a emergencias y, en pocos minutos, una ambulancia llegó al edificio.

Sin embargo, para su sorpresa y angustia, los guardias de seguridad del condominio entorpecieron el ingreso de los paramédicos, argumentando protocolos y restricciones internas. Tras un tenso intercambio, los paramédicos lograron finalmente abrir paso y trasladar a la Sra. N. al hospital, donde recibió la atención necesaria.

Ya estabilizada y lista para regresar a casa, la Sra. N. volvió al edificio con la esperanza de retomar su vida cotidiana. Pero al llegar, se encontró nuevamente con los guardias, quienes le impidieron el acceso alegando que, según las normas del condominio, ella no tenía derecho a residir en ese lugar, ya que la propiedad no estaba a su nombre.

Al día de hoy, la Sra. N. ha acudido a las instancias judiciales correspondientes, pero su caso sigue esperando resolución y ella continúa sin poder ingresar a su departamento gracias a una medida intransigente por parte de los integrantes de la actual Administración y el Comité de Vigilancia del condominio, Vida Vallejo.

# 2: Hostigamiento
"No puedo creer que hayan llegado al grado de decirle a los guardias de seguridad que me siguieran dentro del condominio. ¡Esta es mi casa!"

Claudia E., una vecina de poco más de treinta años que vivía sola en un departamento del condominio, se sintió intrigada y preocupada al notar la opacidad de la Administración respecto a los gastos del condominio.

 

Decidida a obtener respuestas, comenzó a cuestionar insistentemente a quienes dirigían el complejo. Con cada pregunta, el ambiente se tornaba más tenso.

Primero intentaron callarla impidiéndole el acceso a las reuniones de condóminos argumentando que ella no era propietaria. Sin embargo, dado que el departamento que habita está a nombre de su mamá, continuó asistiendo a dichas reuniones gracias a una carta poder firmada.

Al poco tiempo, el personal de seguridad empezó a hostigarla: desde dificultar su acceso al cajón de estacionamiento haciéndola esperar por largo tiempo en la pluma al volver del trabajo, hasta llegar a prohibirle su uso por completo.

 

La situación empeoró cuando, día tras día, la seguían por los pasillos y espacios comunes del condominio hasta el momento en que ingresaba a su departamento, sembrando en ella una creciente sensación de inseguridad.

Desesperada por recuperar la tranquilidad, Claudia E. pidió a su hermano que se mudara con ella, esperando que su compañía le ofreciera algo de protección. Sin embargo, la Administración tomó medidas aún más restrictivas: instalaron lectores de huella en los elevadores y, argumentando que su hermano no era residente del condominio, se negaron a registrar su acceso.

 

Así, en medio de una lucha por la transparencia y la seguridad, Claudia E. se encontró atrapada en un sistema que parece empeñado en marginarla y hacerla sentir cada vez más sola dentro de su propio hogar.

# 3: Extralimitación de funciones

"Me negaron el acceso a mi propio departamento. ¡Incluso teniendo todos mis documentos en la mano! Tuve que llamar a una patrulla y aún así no pude entrar. Esto es un abuso total."

Julián O. es uno de los nuevos vecinos que recién acaba de mudarse a su nuevo hogar. O por lo menos así lo intentó ante el increíble hostigamiento de la Administración y el Comité de Vigilancia del condominio.

 

Todo comenzó apenas en enero, cuando el equipo de postventa le informó que tendrían que entregarle su departamento en una plaza pública porque los guardias del condominio no permitían el acceso a nadie sin que la administración lo validara.

 

Parece increíble, pero cuando intentó ingresar a su hogar con toda su documentación en regla y en la mano, los guardias le negaron la entrada porque la Administración y el Comité de Seguridad nunca respondieron el teléfono.

 

Julián no tuvo más opción que llamar a una patrulla, y aunque los oficiales verificaron que era el legítimo propietario, solo pudieron recomendarle que presentara una denuncia porque ni ante la presencia de oficiales que validaban su acreditación como propietario logró entrar a su propio hogar!

Un día después, la Policía de Investigación de la CDMX acudió al condominio para notificar oficialmente a la administradora, Maura Chargoy, sobre la demanda interpuesta por Julián. A pesar de ello, le siguieron negando el acceso a su propio departamento.

 

La patrulla incluso tuvo que pegar la notificación en la entrada del condominio porque ningún representante de la Adminsitración o el Comité de Vigilancia estuvo "disponible" para recibirla. Ante la negativa constante, Julián se vio obligado a ampliar la demanda contra tres personas más del Comité, incluyendo a uno de los guardias de seguridad.

Después de casi un mes de conflicto,  finalmente le permitieron entrar a su departamento, pero los problemas continuaron.

 

Su propiedad aún requería adecuaciones que ya estaban acordadas con la constructora, pero la administración se negó a permitir la entrada de los trabajadores el día que acudieron porque "no llevaban una carta poder firmada" por él, algo completamente innecesario y absurdo.

Por si fuera poco, cuando estaban instalando el medidor de gas de su departamento, personal de la administración lo interrogó sobre cuántas personas vivirían en su departamento mientras realizaban la instalación, como si tuvieran derecho a saberlo.

 

Todo esto deja claro que la Administración y el Comité de Vigilancia no solo entorpecen la vida de los condóminos, sino que además se extralimitan en su autoridad, violando el derecho de cada propietario a disfrutar libremente de su hogar

# 4: Daño al bien común

"CFE ya marcó este lugar como un foco rojo por las agresiones que hemos recibido"

Raúl G. es uno de los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que ha intentado venir a instalar los medidores individuales en el condominio de Vida Vallejo.

 

Desafortunadamente, cada vez que él y su equipo han acudido a realizar su labor, han sido bloqueados por la actual Administración, quienes les han impedido el acceso de manera hostil y sin justificación. De acuerdo a los testimonios del equipo de técnicos, en varias ocasiones han sido víctimas de gritos y malos tratos, al punto de que CFE tuvo que clasificar el condominio como un ‘foco rojo’ debido a las agresiones sufridas por el personal.

 

"Lo único que queremos es que cada condómino tenga su contrato de luz y un servicio regularizado, pero aquí parece que buscan poner trabas a todo", expresó con frustración Raúl durante su más reciente y frustrante visita.

 

Ante esta situación, advirtió que, de seguir las negativas y los obstáculos, la instalación de los medidores podría retrasarse aún más, afectando directamente a los residentes.

# 5: Neglicencia

"Encontramos a los guardias inconscientes, rodeados de alcohol y marihuana. ¿Cómo es posible que el Comité permitiera esto? Tienen sitiado al Condominio pero esto lo ven bien"

La madrugada del 1 de marzo de 2025, un vecino del condominio Vida Vallejo se encontró con una situación alarmante al intentar ingresar a su hogar. Al llegar a la entrada, notó que no había guardias de seguridad en su puesto y, tras varios intentos fallidos de contacto, decidió acercarse a la caseta junto con otros vecinos para averiguar qué estaba ocurriendo.

Lo que descubrieron fue impactante: uno de los vigilantes estaba completamente dormido e incapaz de reaccionar, mientras que el otro yacía en el baño, vomitado y en estado de inconsciencia. Dentro de la caseta, el ambiente era insoportable por el fuerte olor a alcohol y marihuana, además de que había botellas de Bacardí esparcidas por el lugar.

Ante la gravedad del hallazgo, los vecinos llamaron de inmediato al 911. Al arribar la ambulancia, los paramédicos confirmaron que ambos guardias estaban intoxicados y dieron positivo a cannabis. Sin embargo, lo más preocupante fue que, pasó el fin de semana y ni la Administración ni el Comité de Vigilancia habían informado a la comunidad ni tomado ninguna acción para abordar la situación.

La indignación creció entre los residentes al darse cuenta de que su seguridad estaba siendo manejada de manera negligente. No solo estaban desprotegidos, sino que el comité había permitido que una empresa de seguridad completamente irresponsable siguiera operando sin control. ‘Una persona en ese estado es un peligro para todos, podría cometer cualquier abuso o incluso ponernos en riesgo de delitos mayores si mañana nos enteramos de que también se les ocurría comerciar alguna sustancia ilícita’, expresó uno de los vecinos afectados.

Este incidente dejó en evidencia la urgente necesidad de un cambio en la administración de la seguridad del condominio y de exigir medidas inmediatas para garantizar la tranquilidad de los residentes.

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